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Entrevista a Diamela Eltit

“Necesitamos detonar esos círculos opresivos de insalubridad humana”

Diamela Eltit. “La literatura chilena ha sido coherente con la memoria. Pero, desde luego, hay que entender que el sistema neoliberal lo permea todo, nada queda afuera”.

La escritora chilena, ganadora del Premio Nacional de Literatura 2018, reflexiona sobre los 50 años de la dictadura cívico militar, el estallido social y la lectura.

1- ¿Crees que una plataforma como el CADA podría tener lugar en el contexto actual?

El CADA (Colectivo de acciones de arte) trabajó el espacio público en la época de la ciudad dictatorial, quiero decir, vigilada, controlada y reprimida por militares. Pero hoy pienso en el valioso trabajo de Delight Lab y su arte lumínico que ha proyectado importantes imágenes en torno a temas que afectan al conjunto de la ciudadanía. Son muy importantes.

2- ¿De qué se habla cuando se habla de una literatura crítica?

Habrá muchas formas de entender ese concepto, depende de la posición conceptual, pero sí, desde luego no podemos pensar a Baldomero Lillo y Subterra sin relacionarlo a los mineros del carbón y su desprotección, o leer a Augusto D’Halmar y Juana Lucero sin constatar las problemáticas que ahora mismo experimentan las mujeres pobres. A partir de esas lecturas se puede examinar el aparato social.

3- ¿Cuál es tu apreciación sobre la educación y su relación con la lectura en Chile?

La educación requiere un plan intenso que se vuelque a la lectura. Lo señalo porque allí se incrementa la expansión del lenguaje, la escritura, el imaginario, la expresividad. Pienso que los colegios deben intensificar grupos de lectura, debates en torno a lecturas, en fin. Pero claro, junto a eso también se deberían intensificar estudios que doten a los jóvenes de saberes tecnológicos para no producir (tantas) brechas sociales.

4- Conmemorando 50 años del golpe cívico militar, ¿Cómo visualizas la literatura nacional actual y sus implicancias con nuestra historia reciente?

Desafortunadamente no alcanzo a leer todo lo que se publica, aunque siempre tengo como primera opción la literatura chilena. Estos 50 años han sido tétricos, encabezados por el Congreso Nacional y su negacionismo, agrediendo así a los miles de familiares de presos, de Detenidos Desaparecidos, de asesinados. La literatura chilena ha sido coherente con la memoria. Pero, desde luego, hay que entender que el sistema neoliberal lo permea todo, nada queda afuera. Las literaturas del yo (muy auspiciada por el sistema) proliferan y proliferan y me resultan siempre insuficientes. Porque el yo es complejo y las vidas tienen matices, ambigüedades, no pueden ser contenidas en una versión, más allá de que porten uno que otro detalle de intentos de autocríticas personales.

5 – ¿Qué te parece la nueva generación de poetas chilenas que han emergido durante estas dos últimas décadas?

Me gustaría leer más poesía, pero por los libros que veo el ímpetu no se detiene.

6 – ¿Cómo viviste el estallido social chileno?

El estallido fue la instancia que puso de relieve distintas carencias, severas limitaciones del sistema, el abuso terrible de las AFP, salud, derechos de las mujeres, la educación. Es penoso que la pandemia del COVID y el confinamiento, haya acallado esas voces y los medios poderosos  hayan convertido las causas en mera delincuencia. Pero, no hay que olvidar que el empresariado es el que rige el curso social de Chile y  que parte importante de los miembros del Congreso son sus representantes. Hay un feroz retroceso social. Hay que ver qué pasa.

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